domingo, 8 de marzo de 2009

Esto es una tómbola (Cierre de mercados del 20 de octubre de 2005)

(Continúa aquí la sección de comentarios de bolsa publicados en varios medios de comunicación a lo largo de algunos de éstos últimos años. No se trata de la crónica de un día. Si alguien se embarca en su lectura que sepa que no se encontrará, simplemente, con datos referidos a una jornada cualquiera, sino con un estado de pensamiento que, en todo caso, siempre tuvo la vocación de sistema, aunque se mostrara fragmentario.)

He leído no hace mucho a un inteligente de ésos que tanto abunda en este sector de las finanzas y los mercados decir que las bolsas europeas ya se habían desvinculado –en cuanto a tendencias y orientaciones se refiere- de las “americanas”. Bien. Y una leche. Bueno, antes que nada querría aclarar lo que todos sabemos y la mayor parte hace mal. No puede –ni debe- decirse “bolsas americanas” en el contexto expuesto arriba. Lo suyo –y ya va siendo hora de ser rigurosos en el nombre de las cosas- es decir “bolsas estadounidenses”. Eso se lo digo a quien corresponda, aunque sé que es clamar en el desierto, como con el antiguo debate de la expresión “tiempo real”, inexistente en el rico idioma español –claro que a la gente lo de “simultáneo” no le gusta demasiado, qué le vamos a hacer. El caso –y vuelvo al principio- es que leí, ya digo, no hace mucho, eso de que los mercados europeos ya no van a rebufo de los estadounidenses, y me qué –debo confesarlo- algo perplejo. Hoy, por ejemplo, se ha vuelto a demostrar que esa afirmación no sólo no es real sino que es una desfachatez. Hoy era un día de lo más bonito. El cierre estadounidense de ayer y asiático de esta misma mañana presagiaban subidas notables y un día de lo más placentero, llenos de signos “+”. La cosa iba viento en popa. La batería de resultados empresariales de la jornada daban, en general, buenas sensaciones: unos buenos y otros malos. Como siempre. El Ibex se ponía pronto –antes de las diez de la mañana- por encima de la cota de los 10.500, dando ya claves para responder correctamente a la pregunta clave que nos hacíamos ayer -¿qué eran las bajadas de los últimos días, una corrección o un cambio de tendencia? Incluso se daba una circunstancia ciertamente significativa. Ayer todos los mercados europeos acabaron la jornada en negativo, y el Ibex fue el que menos bajó. Hoy, al contrario: todo empezaron en positivo, y el Ibex también era el que menos subía. Los cursiles decían eso de que había un “rebote técnico”... ¿cómo que técnico? Lo que había era órdenes de compra. Y punto. Buena sensación daba esto... En fin. Luego, durante varias horas, el selectivo se mantuvo en la parte baja de la franja de 10.480 –10.500 puntos. A partir de las dos de la tarde inició un cierto camino bajista, aunque leve, que lo situó en el entorno de las 10.460 unidades. Todo bien, pero los mercados estadounidenses ya había abierto, y lo habían hecho con dudas y nubarrones. Y a partir de las cuatro de la tarde, la caída: 10.440, 10.420, 10.400, 10.380, casi 10.360...
... Felizmente, todo ha terminado en 10.382,30 puntos. Esto supone una caída del 0,19%, el mayor retroceso de entre los índices europeos de referencia. Sólo Madrid y Londres han caído hoy, pese al batacazo que se están dando en Nueva York. El FTSE 100 ha perdido un 0,07%, mientras que París (+0,36%) y Francfort (+0,38) terminaron la jornada en positivo. En España, la mejor de la clase ha sido Inbesos, cuyas acciones han cotizado un 7,38% más caras que ayer, en lo parece un movimiento más del mercado, pues no hemos encontrado noticias relevantes acerca de la compañía como para justificar esta mejora en su cotización, pese a cual siempre podemos decir que esta empresa tiene buenos fundamentales y da buen perfil. Al lado contrario del Índice General –que terminó con un –0,08% en el casillero-, la peor de la clase en Madrid ha sido Uralita, cuyos títulos han cotizado hoy un 4,85% más baratos que ayer, sobre la que tampoco ha habido noticias ni rumores importantes, aunque este valor merece un seguimiento más pormenorizado, pues la familia Serratosa tiene en él un paquete accionarial importante, y todas las miradas están puestas en esta familia en este sentido, pues vendió hace poco el paquete de referencia que tenía en Gamesa y muchos comentaron que era posible que Uralita se beneficiara de esa operación, cosa que aún no ha ocurrido, al menos, que sepamos. Por lo demás, mayoría de rojos en el Continuo y muchísimos empates a cero respecto al día de ayer, lo que no hace sino darnos señales de que hoy el mercado se ha movido más bien poco. Dicho de otro modo: mañana los mercados no podrían tener nunca agujetas. No obstante, el volumen de negocio ha sido notable (algo más de tres mil millones de euros, de los que más del cincuenta por ciento lo movieron sólo entre Telefónica, Santander y BBVA, cuyos resultados, por cierto, respectivamente, han sido dispares: -0,15%, +0,56% y +0,28%, aunque nada espectaculares). En el selectivo Corporación Mapfre se ha llevado el laurel de vencedor, con una mejora de un 1,57%, y Telecinco, el de perdedor, con un resbalón de un 2,04%. Por lo demás, muchos ceros más algo y ceros menos algo. En fin, un poco de todo. En consecuencia, prácticamente puede decirse que estamos como ayer, y que debemos seguir haciéndonos la misma pregunta -¿Lo que está ocurriendo es una corrección o un cambio de tendencia?-, y esperar. Ojalá pueda muy pronto responder a la inquietud que don Gamaliel Martínez me ha mostrado en su amable carta de esta misma mañana.
Yo también espero darles mejores noticias en el más corto plazo de tiempo posible. Y se las daré. Estén seguros. Hasta Fibonacci me da la razón -por cierto que hoy sólo una "inteligente" me ha dicho que lo sabía "todo" de nuestro amigo matemático, aunque no me dijo una palabra de él-. Entretanto -no entre tanto me cuenta algo esa persona tan culta, sino en tanto nos llegan las noticias que nos tienen que llegar, esto es, las buenas-, el euro mantiene su pulso con el dólar, el petróleo no sabe qué hacer, los del cuento y el grito en el cielo engrosan sus cuentas corrientes que da gusto, el dinero sigue en los bolsillos de los inversores, los “inteligentes” escriben chorradas del tamaño de un pino y se quedan tan panchos en sus sillones de cuero con sus trajes de Armani y sus corbatas de seda... Esto es una tómbola..., una tómbola en la que las espadas están en alto.
Manuel Pérez-Petit.

(Debo aclarar que los enlaces que puedan haberse deslizado en éste texto no son vigentes en la actualidad.)

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