miércoles, 11 de marzo de 2009

Contratos financieros atípicos

(El presente análisis, que fue publicado en noviembre de 2003 en el número 6 de "Legislación de Entidades de Crédito", de la que por entonces yo era jefe de Redacción, recobra actualidad en el presente.)



El cliente recibe una remuneración muy alta por el depósito efectivo de una cantidad, en tanto la entidad se reserva todos los derechos. Son los depósitos ligados a la cotización de acciones, un contrato de opción que en la normativa española recibe el nombre de Contrato financiero atípico, aunque muchas entidades lo presenten como "Depósitos estructurados" y con unos clausulados que sólo expertos podrían descifrar. Son productos de muy alto riesgo que exigen una máxima atención, y en los que no todo son ventajas.



El consenso de analistas apunta a que los mercados hoy presentan una tendencia si no alcista, al menos, no bajista, con lo que, para un nivel de tipos de interés tan bajo, la contratación de productos que invierten en la cotización de índices, valores o cestas de valores se presenta al público como una buena forma de obtener rentabilidad. Pero también es una buena manera de perder los ahorros de toda una vida. Pocos productos financieros han levantado en tan poco tiempo tanta polémica. Sin ir más lejos, la Asociación de Usuarios de Servicios Bancarios (Ausbanc) pidió el pasado 30 de mayo de 2003 la nulidad de los contratos financieros atípicos (CFA) existentes en el mercado bancario español, comercializados en España desde 1999, por considerar que no son productos de inversión de bajo riesgo, e instó a que se devolviera a los clientes el importe de esos depósitos, por un valor estimado de unos 6.000 millones de euros, advirtiendo que no son "depósitos de alta remuneración sin riesgo" para la compra de acciones, tal y como se presentan a los inversores, sino "opciones de venta que el cliente firma a favor del banco emisor", cuyos contratos, que cuentan con la aprobación de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), "han sido colocados engañosamente" y "están causando graves pérdidas a los afectados", criticando también a la institución supervisora por calificar como atípicos estos contratos, lo cual, en opinión de Ausbanc "constituye un grave error de supervisión de este organismo", aunque reconoce que "no resulta fácil desentrañar la realidad que se esconde tras un contrato tremendamente confuso".

Denuncias y campañas

Curiosamente, menos de un mes antes de esta dura acusación de la Ausbanc, en los primeros días de mayo de 2003, la CNMV había remitido a la Asociación de Usuarios de Bancos, Cajas y Seguros de la Comunidad Valenciana (Adicae) una resolución, en la que afirmaba que los depósitos estructurados de setenta clientes de una caja rural levantina no se ajustaban a las normas de calidad y transparencia de los mercados, en respuesta a las setenta reclamaciones que Adicae había formulado el pasado mes de enero, en nombre de otros tantos inversores valencianos, ante la propia entidad supervisora por que esos depósitos se vendía como plazos fijos cuando "en realidad tenían una rentabilidad con dos variantes", un tipo fijo del cinco por ciento y una rentabilidad susceptible a la cotización de valores de alto riesgo "que se comían las ganancias fijas". La resolución de la CNMV concluía que la conducta de la entidad no había sido conforme "con las normas de ordenación y disciplina de los mercados de valores", pues la información que suministran "no se ajusta a los parámetros de calidad". Asimismo, la CNMV señalaba varias irregularidades: al producto se le denominaba depósito bancario cuando "no reunía las condiciones básicas de los mismos" y la entidad hacía "una utilización incorrecta de las palabras para definir el producto" (producto de alta rentabilidad) y cobraba "comisiones por servicios no prestados". Adicae, en consecuencia, ha decidido presentar una demanda por estos productos -comercializados durante 1999 y 2000-, según confirma su coordinador, Juan Pedro Ávila. Para esta asociación, el noventa por ciento de las entidades financieras comercializa depósitos estructurados similares, donde mezclan "plazos fijos o seguros con acciones, opciones y similares, normalmente en valores de telecomunicaciones". En ellos, se traslada, mediante una proporción desigual, rendimiento y riesgo al cliente, mediante unas cláusulas abstractas, poco claras y que difieren de las condiciones que de palabra son comunicadas por el comercial”. Bien es cierto que el CFA denunciado por Adicae no es exclusivo de la caja rural en cuestión, sino un producto que comercializó entre 1999 y 2001 el Banco Cooperativo Español a través de las muchas de las setenta y siete cajas rurales establecidas por toda España. En consecuencia éste no es un caso que atañe a una sola entidad, sino a varias, aunque el modo de actuar de cada una ha sido diferente, pues, al menos, una de ellas, ante la reclamación de sus clientes, ha devuelto los depósitos íntegros que sus clientes habían depositado, extremo que, estando contrastado por otras fuentes, no ha podido ser confirmado en la propia entidad por el periódico LEC, que también ha querido conocer infructuosamente los puntos de vista y las versiones de algunas de las cajas que comercializaron este producto, las cuales, por otra parte, no son las únicas objeto de polémica en este asunto ni las principales, pues Ausbanc apunta, en su denuncia, principalmente, a algunos de "los grandes bancos".

Ventajas aparentes, riesgo y regulación

Los depósitos ligados a la cotización de acciones son, realmente -llámense CFA o Depósitos estructurados-, una opción de venta que el cliente vende a la entidad. La Circular 2/1999, de 22 de abril, de la CNMV dice que "son contratos no negociados en mercados secundarios organizados por los que una entidad de crédito recibe dinero o valores, o ambas cosas, de su clientela, asumiendo una obligación de reembolso consistente bien en la entrega de determinados valores cotizados, bien en el pago de una suma de dinero, o ambas cosas, en función de la evolución de la cotización de uno o varios valores, o de la evolución de un índice bursátil, sin compromiso de reembolso íntegro del principal recibido".

En los contratos de opción celebrados en el Mercado Español de Futuros Financieros, regulado por la CNMV, se incluye siempre esta advertencia que figura, asimismo, en su Reglamento: "La operativa de Opciones y Futuros requiere una vigilancia constante de la posición. Estos instrumentos comportan un alto riesgo si no se gestionan adecuadamente. Un beneficio puede convertirse rápidamente en una pérdida como consecuencia de variaciones en el precio. Operar con opciones requiere conocimiento y buen juicio". Operar con opciones es, pues, altamente arriesgado. No obstante, el problema planteado con los CFA no es que se opere con opciones, sino que no se le informa adecuadamente al cliente del tipo de producto en el que invierte.

La Ley del Mercado de Valores incluye expresamente dos tipos de contratos: aquellos cuya relación con el Mercado de valores deriva de que ellos mismos son o pueden ser objeto de negociación en mercados secundarios, oficiales o extraoficiales, y aquellos cuya relación con el Mercado de Valores o con los mercados financieros en general procede de sus objetos, constituidos por valores negociables, índices, divisas, tipos de interés o cualquier otro tipo de subyacente de naturaleza financiera. En ambos casos, "se trata de contratos de opción, a plazo o futuros o de permuta financiera". En este mismo sentido, se expresa la Circular de la CNMV 3/2000, de 30 de mayo (BOE de 13 de junio) que, en su exposición de motivos, reconoce que "deben ser incluidos dentro del concepto de instrumento financiero (...) aquellos contratos en los que la entidad de crédito no se compromete a la devolución íntegra e incondicionada del principal quedando su restitución vinculada a la evolución de uno o más valores cotizados o de un índice". Una de las claves está, pues, en los folletos informativos. La caracterización de un contrato como instrumento financiero supone que le sea de aplicación, con las adaptaciones precisas, las reglas previstas en esta Ley para los valores negociables, como se expone con claridad en la Ley del Mercado de Valores, así como en los artículos 25 y siguientes de la propia Ley y en el Real Decreto 291/1992, de 27 de marzo sobre emisiones y ofertas públicas de venta de valores.

Reclamaciones, multas y precauciones

Pero dicha aplicación no se refiere a partir del momento de la entrada en vigor de la Circular 3/2000 de la CNMV, porque, según expone, "se ha puesto de manifiesto que los modelos de folletos establecidos para los valores negociables en general resultan poco adecuados para este tipo de productos, lo que hace necesario regular un nuevo modelo, específico para estos contratos, que se adapte mejor a sus características y al tipo de inversor al que se ofrece". En realidad, lo que entra en vigor a partir de la Circular 3/2000, es un nuevo modelo de folleto de emisión para instrumentos financieros. Naturalmente, el cliente conoce, cuando suscribe un depósito de este tipo, el valor en el que invierte y cuál es el precio que tienen el día de la constitución del depósito. Sólo si la emisión es grande o a más de un año, el emisor está obligado a registrar un folleto de emisión y a solicitar la autorización previa a la CNMV. La obligación de registrar un folleto de emisión existe desde la reforma de la Ley 24/1988, de 28 de julio, del Mercado de Valores por la Ley 37/1998, de 16 de noviembre, que amplió su ámbito de aplicación a determinados instrumentos financieros", afirma un experto financiero consultado al respecto, quien señala que "uno de los principales problemas que se plantean en los contratos financieros atípicos es que, pese a la normativa, hay entidades que provocan confusión con el nombre de estos productos y con los contratos, sobre todo, en lo que se refiere a los términos remuneratorios, evitando comunicar con claridad los riesgos de la operación y promocionando persuasivamente el contrato, pese a entregar el clausulado completo, lo cual da lugar a situaciones nunca deseadas por ninguna de las partes. Además, los acompañan de láminas propias de depósitos a plazo que sólo pueden ser entendidas correctamente por expertos financieros y no se corresponden con éste tipo de productos. Éste es el caso de una recientísima demanda que ha tenido lugar también contra una caja rural andaluza por parte de un cliente."

Las claves para entender las ventajas e inconvenientes de unos productos financieros que dan y darán que hablar, están en la regulación de los mismos, según indican todos los síntomas de esta historia, pues si bien se reconoce la intención del legislador en la elaboración de la norma, no es menos cierto que los instrumentos de vigilancia que permitan el cumplimiento estricto de la misma o no existen o no tienen la eficacia adecuada. Ésta es la opinión, al menos, de los expertos consultados al respecto. Desde luego, Ausbanc, cuyos responsables afirman haber recibido más de quinientas reclamaciones de toda España, ya anunció, a mediados de mayo, que iría a los tribunales si la CNMV no anula los CFA. De hecho, la CNMV alerta en su Memoria Anual 2002 sobre la complejidad financiera y el alto riesgo de los CFA, que "han empezado a ser colocados en los últimos años entre los inversores minoristas como alternativa a las acciones y a la renta fija. Estos productos presentan una complejidad financiera y un nivel de riesgo superior a los productos tradicionalmente conocidos por el pequeño y mediano inversor español". Además de remitir a la ya conocida Circular 3/2000, que recoge, como se ha visto, la obligatoriedad de la emisión de folletos informativos, también recogida en la Ley del Mercado de Valores, la CNMV informa en el documento, presentado hace pocas semanas, que a finales de septiembre de 2002 el Ministerio de Economía ya sancionó a una entidad con una multa de 300.506 euros por el incumplimiento de los requisitos de los CFA. Y es que pasada a la historia ya definitivamente la burbuja de los mercados financieros, en los asuntos que a éstos se refieren, la ausencia de claridad es una fuente de inconvenientes que, a la larga, no beneficia a nadie, ni a entidades ni a inversores, y anula las posibles ventajas de invertir adecuadamente en productos ligados a la cotización de índices o valores.

Manuel Pérez-Petit

ENTRESACADO: La CNMV alerta en su Memoria Anual 2002 sobre la complejidad financiera y el alto riesgo de los contratos financieros atípicos (CFA): "Han empezado a ser colocados en los últimos años entre los inversores minoristas como alternativa a las acciones y a la renta fija. Estos productos presentan una complejidad financiera y un nivel de riesgo superior a los productos tradicionalmente conocidos por el pequeño y mediano inversor español"

domingo, 8 de marzo de 2009

El tobogán del Ibex es alargado... (Cierre de mercados del 3 de noviembre de 2005)

(Continúa aquí la sección de comentarios de bolsa publicados en varios medios de comunicación a lo largo de algunos de éstos últimos años. No se trata de la crónica de un día. Si alguien se embarca en su lectura que sepa que no se encontrará, simplemente, con datos referidos a una jornada cualquiera, sino con un estado de pensamiento que, en todo caso, siempre tuvo la vocación de sistema, aunque se mostrara fragmentario.)

..., y tiene miga –y músculo y fuerza y c..., leche, que se me escapaba- para dar y tomar, porque la verdad es que uno ve el gráfico del selectivo madrileño de los últimos días y se emociona, porque el muchacho aguanta lo que le echen, y sobre todo porque ante el tobogán templado de idas y venidas que se refleja en las pantallas bien pudiera uno imaginar que lo que está contemplando es cualquier cosa..., pero cualquier cosa bella al fin...
En fin, dejémonos de poéticas trasnochadas. Ahora resulta que los agoreros se han ido de vacaciones, o se han cansado de escribir, o se han vuelto mudos, y aunque, por ejemplo, Telefónica se nos despeñe –tranquilos todos respecto a esto, en un par de párrafos, o un par de pares de ellos, les explicaré por qué-, todos los valores cotizados van a una –como en Fuente Obejuna-, y, sin ir más lejos, ayer Sogecable -en la que va a tomar aún más poder Prisa, hoy ésta –para hacer caja y compensar la caída de ayer se ha puesto a la cabeza del selectivo y ha mejorado sus posiciones nada menos que un 2,90%-, mañana..., ¿qué pasará mañana?.... Pues que cualquiera puede ser el líder de la jornada. Y bueno, de este modo está la cosa que, incluso, uno está dispuesto a proponer que premien a la bolsa capitalina por ser el “espacio más ambientado de Madrid”, con menciones especiales y cuantas guirnaldas le quieran poner, porque el muchacho –y ya lo decía antes-, bien se lo merece. Es verdad. Está la bolsa ya tan interesante incluso como el fútbol, y que el fútbol dé gracias porque los sábados y los domingos no haya bolsa –claro que el fútbol bueno es entre semana-, que si no bien podríamos ver que los inteligentes que programan la televisión patria cambien el deporte de la pelotita por unos cuantos Consejos de Administración o ruedas de prensa de resultados de compañías en la noche de los sábados o para el plus, ahora que Polanco anda tan “embalado” con sus empresas y sus proyectos... Al tiempo, porque la cosa tiene miga. Y de la buena.
El Ibex, al final de la jornada, es un campeón de las finanzas. Olé. El CurroIbex voy a llamarle yo, como al Betis “güeno” le llamaron siempre muchos “Currobetis”... Y es que el Ibex tiene una delantera que ni la de “Los cinco magníficos” de los años buenos, buenos, del Real Zaragoza. Y el Ibex ahora está en momentos de arte y fortaleza. De poderío... Merece la pena salir a la calle a verle andar, como a Curro Romero en la Maestranza de Sevilla –había gente que se gastaba un pastón sólo para verle hacer el paseíllo-...
Y dicen, sin ir más lejos, los analistas técnicos que nuestro CurroIbex ha hecho una figura de “hombro-cabeza-hombro invertido” –ni me pregunten qué narices es eso, pero puedo asegurar que sacar esa conclusión sí que es de gente verdaderamente imaginativa-, y dicen también que eso ofrece buenas sensaciones –menos mal, porque si no dijeran esto último, la cosa sería como para llevar los cataplines de corbata y que el nudo no pudiera deshacerse. Los que no presumimos de “técnica” alguna –como uno, que hace lo que puede-, entendemos, por ejemplo, que se están registrando en los últimos días unos volúmenes de negocio bestiales –si me permiten la expresión- y, además, en todos los mercados –hoy, sin ir más lejos, en Madrid, nada menos que más de 5.200 millones de euros (ayer fueron cerca de 6.000), lo cual quiere decir que el dinero está cambiando de manos en cantidades globales diarias cercanas al billón de pesetas, pero es que en otros sitios la cosa va también por ahí-, y eso produce buenas sensaciones. Por ende, si el euro sigue en su pugna con el dólar –hoy ha perdido, otro día ganará posiciones- también es buena señal: nos indica que hay economía poderosa y dinámica. Que el Banco Central Europeo (BCE) no suba el precio del dinero también lo es -buena señal, se entiende-, como las declaraciones de su presidente –el del BCE, no el del dinero, también (creo) se entiende-, que ha reconocido que la posibilidad del encarecimiento de la “pasta” en la zona euro estuvo sobre la mesa durante la reunión de hoy –lo que le da más valor a la medida finalmente adoptada, así como a los principios de transparencia que generan la confianza necesaria en las instituciones-. Que el petróleo se haya ya más que consolidado en la moderación de precios también nos inspira buenas sensaciones. Que el tobogán que hace el Ibex se detenga en las marcas que fija la aplicación de las teorías de Fibonacci como soportes y que de ellas vuelva a subir, además de una pedantería de premio es también una buena señal... Que el Ibex haya cerrado en 10.476,90, tras una subida de un 0,50%, además de una buena señal es la confirmación de que las bajadas de días atrás no fueron más que una corrección, haciendo olvidar así cualquier duda –de momento- respecto a la posibilidad de que fuera un cambio de tendencia. Y la verdad es que también las principales bolsas europeas han terminado con mejoras: El Dax (+1,13%), el Cac (+1,63%), el Ftse (+1,37%)... Todo ello nos conforta y nos produce, cómo no, buenas sensaciones.
En el terreno patrio, Telefónica nos está dando disgustillos, pero tampoco es como para elevar un réquiem. No hacen falta –ni lo harán- elegías por “nuestro” –ojalá- valor más poderoso. Hoy ha sido el farolillo rojo del selectivo, tras perder un 1,54%. Y es que hay que entender que los mercados son cagones. Me explico. El trasfondo de todo es la oferta que ha hecho para la adquisición de la compañía de móviles inglesa-alemana-irlandesa O2: una buena compra, pero que supone un importante desembolso. En estos casos, los inversionistas suelen hacer siempre lo mismo: vender acciones del que compra y comprar acciones del que va a ser comprado. Y eso ha sido lo que ha pasado días atrás. Hoy, O2 ha tenido un descansillo de recogida de beneficios en el Ftse 100 londinense, que es donde cotizan sus acciones. Ha perdido un 0,5% para cerrar en 197 peniques. No está mal para una compañía que hace apenas una semana solía estar entre 150 y 160 peniques por título. Los rumores previos, la noticia de la oferta y los rumores posteriores han beneficiado, pues, al accionista, en un tercio de libra esterlina en unas horas. A los inversores lo que les pasa también es que huyen de los cambios, de cualquier indicio de cambio. No hay, pues, problemas para la cotización de Telefónica. No se vislumbran. Además, su filial de páginas amarillas, TPI, y la de móviles han progresado un 2,37% y un 1,12%, respectivamente. Todo ello nos da buenas sensaciones.
Como también nos da buenas sensaciones que la inmensa mayoría de los grandes valores se hayan portado bien: Santander (+1,53%), BBVA (+1,22%), Repsol YPF (+0,96%), Gas Natural (+1,16%), Endesa (+0,88%)...
(...)
Y con las buenas sensaciones yo me quedo...
Uhhhh. Acabo de leer: “Espectacular tormenta polvo en Marte de 1.500 kilómetros longitud”. Qué fuerte. Es un titular de la agencia EFE. La noticia cuenta: “Madrid, 3 nov (EFE).- Una espectacular tormenta marciana de polvo, extendida a lo largo de unos 1.500 kilómetros en la región media del planeta, ha sido captada por el telescopio espacial Hubble de la NASA, en la víspera del mayor acercamiento de Marte a la Tierra...”
Y a lo mejor es consecuencia del bonito y alargado tobogán que el Ibex describe en mis pantallas.
Manuel Pérez-Petit.

(Debo aclarar que los enlaces que puedan haberse deslizado en éste texto no son vigentes en la actualidad.)

Esto es una tómbola (Cierre de mercados del 20 de octubre de 2005)

(Continúa aquí la sección de comentarios de bolsa publicados en varios medios de comunicación a lo largo de algunos de éstos últimos años. No se trata de la crónica de un día. Si alguien se embarca en su lectura que sepa que no se encontrará, simplemente, con datos referidos a una jornada cualquiera, sino con un estado de pensamiento que, en todo caso, siempre tuvo la vocación de sistema, aunque se mostrara fragmentario.)

He leído no hace mucho a un inteligente de ésos que tanto abunda en este sector de las finanzas y los mercados decir que las bolsas europeas ya se habían desvinculado –en cuanto a tendencias y orientaciones se refiere- de las “americanas”. Bien. Y una leche. Bueno, antes que nada querría aclarar lo que todos sabemos y la mayor parte hace mal. No puede –ni debe- decirse “bolsas americanas” en el contexto expuesto arriba. Lo suyo –y ya va siendo hora de ser rigurosos en el nombre de las cosas- es decir “bolsas estadounidenses”. Eso se lo digo a quien corresponda, aunque sé que es clamar en el desierto, como con el antiguo debate de la expresión “tiempo real”, inexistente en el rico idioma español –claro que a la gente lo de “simultáneo” no le gusta demasiado, qué le vamos a hacer. El caso –y vuelvo al principio- es que leí, ya digo, no hace mucho, eso de que los mercados europeos ya no van a rebufo de los estadounidenses, y me qué –debo confesarlo- algo perplejo. Hoy, por ejemplo, se ha vuelto a demostrar que esa afirmación no sólo no es real sino que es una desfachatez. Hoy era un día de lo más bonito. El cierre estadounidense de ayer y asiático de esta misma mañana presagiaban subidas notables y un día de lo más placentero, llenos de signos “+”. La cosa iba viento en popa. La batería de resultados empresariales de la jornada daban, en general, buenas sensaciones: unos buenos y otros malos. Como siempre. El Ibex se ponía pronto –antes de las diez de la mañana- por encima de la cota de los 10.500, dando ya claves para responder correctamente a la pregunta clave que nos hacíamos ayer -¿qué eran las bajadas de los últimos días, una corrección o un cambio de tendencia? Incluso se daba una circunstancia ciertamente significativa. Ayer todos los mercados europeos acabaron la jornada en negativo, y el Ibex fue el que menos bajó. Hoy, al contrario: todo empezaron en positivo, y el Ibex también era el que menos subía. Los cursiles decían eso de que había un “rebote técnico”... ¿cómo que técnico? Lo que había era órdenes de compra. Y punto. Buena sensación daba esto... En fin. Luego, durante varias horas, el selectivo se mantuvo en la parte baja de la franja de 10.480 –10.500 puntos. A partir de las dos de la tarde inició un cierto camino bajista, aunque leve, que lo situó en el entorno de las 10.460 unidades. Todo bien, pero los mercados estadounidenses ya había abierto, y lo habían hecho con dudas y nubarrones. Y a partir de las cuatro de la tarde, la caída: 10.440, 10.420, 10.400, 10.380, casi 10.360...
... Felizmente, todo ha terminado en 10.382,30 puntos. Esto supone una caída del 0,19%, el mayor retroceso de entre los índices europeos de referencia. Sólo Madrid y Londres han caído hoy, pese al batacazo que se están dando en Nueva York. El FTSE 100 ha perdido un 0,07%, mientras que París (+0,36%) y Francfort (+0,38) terminaron la jornada en positivo. En España, la mejor de la clase ha sido Inbesos, cuyas acciones han cotizado un 7,38% más caras que ayer, en lo parece un movimiento más del mercado, pues no hemos encontrado noticias relevantes acerca de la compañía como para justificar esta mejora en su cotización, pese a cual siempre podemos decir que esta empresa tiene buenos fundamentales y da buen perfil. Al lado contrario del Índice General –que terminó con un –0,08% en el casillero-, la peor de la clase en Madrid ha sido Uralita, cuyos títulos han cotizado hoy un 4,85% más baratos que ayer, sobre la que tampoco ha habido noticias ni rumores importantes, aunque este valor merece un seguimiento más pormenorizado, pues la familia Serratosa tiene en él un paquete accionarial importante, y todas las miradas están puestas en esta familia en este sentido, pues vendió hace poco el paquete de referencia que tenía en Gamesa y muchos comentaron que era posible que Uralita se beneficiara de esa operación, cosa que aún no ha ocurrido, al menos, que sepamos. Por lo demás, mayoría de rojos en el Continuo y muchísimos empates a cero respecto al día de ayer, lo que no hace sino darnos señales de que hoy el mercado se ha movido más bien poco. Dicho de otro modo: mañana los mercados no podrían tener nunca agujetas. No obstante, el volumen de negocio ha sido notable (algo más de tres mil millones de euros, de los que más del cincuenta por ciento lo movieron sólo entre Telefónica, Santander y BBVA, cuyos resultados, por cierto, respectivamente, han sido dispares: -0,15%, +0,56% y +0,28%, aunque nada espectaculares). En el selectivo Corporación Mapfre se ha llevado el laurel de vencedor, con una mejora de un 1,57%, y Telecinco, el de perdedor, con un resbalón de un 2,04%. Por lo demás, muchos ceros más algo y ceros menos algo. En fin, un poco de todo. En consecuencia, prácticamente puede decirse que estamos como ayer, y que debemos seguir haciéndonos la misma pregunta -¿Lo que está ocurriendo es una corrección o un cambio de tendencia?-, y esperar. Ojalá pueda muy pronto responder a la inquietud que don Gamaliel Martínez me ha mostrado en su amable carta de esta misma mañana.
Yo también espero darles mejores noticias en el más corto plazo de tiempo posible. Y se las daré. Estén seguros. Hasta Fibonacci me da la razón -por cierto que hoy sólo una "inteligente" me ha dicho que lo sabía "todo" de nuestro amigo matemático, aunque no me dijo una palabra de él-. Entretanto -no entre tanto me cuenta algo esa persona tan culta, sino en tanto nos llegan las noticias que nos tienen que llegar, esto es, las buenas-, el euro mantiene su pulso con el dólar, el petróleo no sabe qué hacer, los del cuento y el grito en el cielo engrosan sus cuentas corrientes que da gusto, el dinero sigue en los bolsillos de los inversores, los “inteligentes” escriben chorradas del tamaño de un pino y se quedan tan panchos en sus sillones de cuero con sus trajes de Armani y sus corbatas de seda... Esto es una tómbola..., una tómbola en la que las espadas están en alto.
Manuel Pérez-Petit.

(Debo aclarar que los enlaces que puedan haberse deslizado en éste texto no son vigentes en la actualidad.)

Tranquilidad en el frente y propuesta de reflexión (Cierre de mercados del 19 de octubre de 2005)

(Continúa aquí la sección de comentarios de bolsa publicados en varios medios de comunicación a lo largo de algunos de éstos últimos años. No se trata de la crónica de un día. Si alguien se embarca en su lectura que sepa que no se encontrará, simplemente, con datos referidos a una jornada cualquiera, sino con un estado de pensamiento que, en todo caso, siempre tuvo la vocación de sistema, aunque se mostrara fragmentario.)

Hoy me ha pillado el toro y me veo con muy poquito tiempo para hacer nuestro cierre favorito... Así que no nos vengan con gaitas, que la leche se la van a pegar otros, pero no nosotros. Ya lo verán. Me explico. Todo en negativo. Bien. Europa, Asia y América. El miedo a la inflación. Bien. Resultados: unos mejores y otros peores, a qué engañarnos. Ninguno para que ningún alto directivo se suicide. Bien. Estamos en plena corrección... Por cierto, ¿saben ustedes quién es Fibonacci? Uno de los más importantes personajes de la historia de las matemáticas y, desde luego, de su época. Su verdadero nombre era Leonardo de Pisa, y nació, precisamente, en esa bella y extraña ciudad italiana en el año 1170. Con unos maestros musulmanes y a travñes de sus viajes por medio mediterráneo aprendió la ciencia matemática, la cual ya le reportó grandes reconocimientos en su época. Comentó a Euclides, escribió de geometría, trigonometría y publicó un buen número de libros. Uno de ellos, en 1225, el Liber Quadratorum, donde aproximó las raíces cúbicas con una notación decimal correcta en nueve dígitos, su obra más celebrada entonces y hasta hoy. Murió en su ciudad natal en 1250. De los últimos 23 años de su vida casi nada se sabe. Hoy lo tenemos todos los analistas y comentaristas de mercado del mundo en nuestras pantallas. Su obra es indispensable para el tratamiento de la información de bolsa, y se utiliza, sobre todo, en el Análisis técnico . Sus series numéricas y relaciones de números pueden aplicarse al mercado para determinar objetivos de precio, por ejemplo, o para mostrar niveles de soporte. Las relaciones de Fibonacci pueden aplicarse a cualquier tipo de gráfico y a cualquier tramo temporal... Hoy he tenido a este buen señor todo el día en una de mis pantallas... He hechos varias anotaciones, pero ninguna más clara que la denominada “Retrocesos de Fibonacci”. Verán. El pasado 30 de agosto el Ibex cerró en 9.922 –evitaré decimales para no volvernos locos-. El 4 de octubre, en 10.919. En consecuencia, en 35 días, el selectivo sumó, exactamente, 997 unidades, más de un diez por ciento. Del 5 de octubre a hoy, día 19, en que el Ibex ha cerrado en 10.402, se ha perdido, poco a menos, la mitad de lo ganado, pero, por el contrario, se está en niveles más razonables de liquidez y se tiene la sensación que también de realismo. Los niveles de resistencia que se plantean por este método son aproximados, y la situación de hoy tras el cierre demuestran una vez más que la matemática anterior a Einstein también tenía razón. En efecto, analizando el período que abarca desde el pasado 30 de agosto hasta hoy mismo, la aplicación de los retrocesos de Fibonacci nos muestra un nivel de resistencia alrededor de los 10.420 puntos, que es un 50% de corrección. Partiendo de la tranquilidad que esto nos da, cuando vemos que el selectivo ha cerrado, en efecto, en 10.402,50 unidades, tras perder un 1,21% -mientras el principal indicador alemán ha perdido un 2,05%, el londinense un 1,83% y el parisino un 1,93%-, lee uno lo que escriben otros y piensa que o bien que jugamos en ligas distintas o que uno está loco, y como uno no tiene esa tentación todavía –la de considerarse un loco-, se reafirma en la teoría de los agoreros. Que no, que no se empeñen, que no viene el lobo ni hay motivos aún para la zozobra ni hay catástrofe a la vista. Y no es que uno sepa mucho; uno hace lo que puede. Y lo hace con honestidad, sin atenerse a historias del pasado ni vivir de rencillas ni endiosamientos... Me acuerdo aquí de Goethe, el gran poeta alemán, que vino a escribir algo así como que todo ser humano, a la postre, lo que necesita es un poco de gloria o un poco de amor. Y yo ,es aseguro que quienes estamos en esto –los mercados- desde hace algún tiempo, hemos tenido, al menos, un poco de gloria. Todos sin excepción. Por eso nadie puede pensar que está por encima de los otros. Muchos ni nos conocemos entre nosotros mismos. Siempre fuimos a cara de perro y así nos ha ido. Ninguno hemos sido nunca dueños de nada, pero hemos vivido alguna vez como si los mercados nos pertenecieran. Y hay algunos todavía que se lo creen, actúan en consecuencia y machacan al personal con sus látigos de furia. No. No viene el lobo. Fibonacci nos da más tranquilidad que ninguna pastilla, como también nos tranquiliza saber que el miedo a la inflación es un miedo pasajero –ya hemos pasado esa fiebre en multitud de ocasiones-, y que los datos juegan a favor nuestro. Veamos. Por ejemplo, hoy, el peor del selectivo madrileño, ha sido Gamesa, cuyas acciones han perdido un 4,63% de valor, pero aún así, en lo que va de año han ganado un 11,94%. Y eso que la compañía ha tenido avatares de lo más diverso y que ahora zozobra ligeramente en bolsa, ante la preocupación de los inversores por lo que pueda pasar, una vez los Serratosa dejaron su paquete accionarial no hace muchos días en manos de otros. El segundo peor del Ibex ha sido Sacyr Vallehermoso (-4,24%), pero, ¿saben cuanto ha ganado en lo que va de año, incluyendo siempre el resultado de hoy? Un 80,02%. Bien. El año, pues no es malo, y quizá –fuera de los nubarrones que los agoreros pintan y desde la tranquilidad de sabernos ganadores- la pregunta sea: ¿Lo que está ocurriendo es una corrección o un cambio de tendencia? Según nuestro amigo matemático, parece una corrección, y yo también lo pienso.
Manuel Pérez-Petit.

Posdata: Sólo un ruego para quien me quiera escuchar: Reflexionen sobre el folio y medio anterior y luego me lo cuentan.

(Debo aclarar que los enlaces que puedan haberse deslizado en éste texto no son vigentes en la actualidad.)

No podría

No podría escribir todas mis gratitudes y afectos, pese a que lo intento... Sí, sí que podría; como describir puede el aire las imagenes más evocadoras que recuerdo o puede el cedro de La Granja darte un beso que te marque para siempre.

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